Mariana Rodriguez Del Toro 

 

 

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Mariana Rodriguez Del Toro

Honores y Reconocimientos:

• 
  • El nombre de Mariana quedó escrito en letras de oro en el Salón de Sesiones del Congreso.³
  • Una calle en el barrio del Centro Histórico de la Ciudad de México lleva su nombre.
  • Existe una escuela primaria en la Ciudad y Puerto de Veracruz, con su nombre.
  • También en la Cd. de Toluca hay una escuela primaria con su nombre.
                                              
•  Fue una de las mujeres mas importantes que participo en la independencia de su pais natal Mexico.
  
  

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Mariana Rodriguez Del Toro

Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín (Ciudad de México, circa 1775 - ibídem, posterior a 1821) fue una novohispana de ideología liberal que simpatizó con la causa de la Independencia de México y conspiró junto con su esposo contra el gobierno virreinal.

Fue esposa de Miguel Lazarín, quien al igual que ella simpatizaba con la causa de los insurgentes. El 8 de abril de 1811 llegó a la Ciudad de México un mensajero de Félix María Calleja con la noticia de la captura de los líderes independentistas, quienes habían sido traicionados por el realista Ignacio Elizondo. El virrey Francisco Xavier Venegas dio a conocer la noticia a la población y celebró con júbilo el triunfo, a pesar de ser Semana Santa.¹
Los conspiradores con ideas afines a la Independencia solían reunirse en tertulias literarias, cuando se enteraron de la derrota y captura de sus líderes, concluyeron que el movimiento había sido aniquilado.

En la ciudad de Guanajuato organizaba en su casa tertulias nocturnas, al igual que las que ofrecía, en Querétaro, Josefina Ortiz de Domínguez. A ésta, los íntimos se dirigían a ella como Chepina, y a Mariana, como Anairam. Las reuniones tenían intención política conspiratoria a fin de luchar por la Independencia de México.

Mariana vivía en la ciudad de Guanajuato y poseía una fortuna considerable ya que su esposo, Manuel Lazarín, era uno de los propietarios de la mina "La Valenciana", que proporcionaba excelentes dividendos.

En 1810 tenía treinta y seis años de edad. Guapa, inteligente, rostro juvenil y un cuerpo perfecto, excelente anfitriona, cuyo marido la apoyaba y respetaba "pues siempre me fue fiel, a pesar de los numerosos galanes que se le acercaban, más en búsqueda del dinero que del amor".

Don Manuel disponía las viandas y los vinos para las tertulias y, discretamente se retiraba a sus habitaciones "para dejar en libertad a aquellos invitados y amigos de mi dulce esposa", y se dormía.

La noche del lunes santo de 1811, el 21 de marzo, en el transcurso del convivio, se escuchó el repique de las campanas de la Catedral y salvas de artillería anunciando así el Gobierno Virreynal al pueblo, que Miguel Hidalgo y Costilla y sus demás acompañantes habían sido hechos prisioneros en Las Norias de Acatitla de Baján.

La noticia causó consternación entre los contertulios y ante ellos Mariana reclamó: "¿Qué sucede, señores? ¿No hay otros hombres en América, aparte de los generales que han caído prisioneros? ¡Libertad a los prisioneros: Tomemos al virrey y ahorquémoslo!

Todos, excepto ella se excusaron y abandonaron la casa.

Ella había sido denunciada por José María Gallardo, uno de los asistentes a las tertulias, quien, "al considerar que se hallaba en peligro de muerte", recurrió al padre Felipe Camargo, del templo de La Merced, y se confesó, confiándole todo lo que sabía de la conspiración. Camargo, faltando al secreto de confesión, se apersonó en el palacio virreinal y le comunicó al virrey Francisco Xavier Venegas lo que ocurría. Venegas, de inmediato, ordenó la aprehensión del matrimonio Lazarín y de todos los contertulios y los recluyó en la cárcel de la Corte, en La Acordada, en Betlemitas, San Francisco, San Diego y otros templos, así como en el cuartel.

Don Manuel falleció al poco de salir de prisión, víctima de un infarto. Todos sus bienes fueron confiscados y, Mariana permaneció prisionera desde 1811 hasta 1820. Al salir de prisión vivió en la mayor pobreza. Tenía setenta y ocho años de edad y al final falleció, siendo arrollada por una carreta que transportaba barriles de cerveza cuando se trasladaba a un albergue donde le proporcionaban un tazón de sopa aguada y un pan.

Para honrar su memoria su nombre está inscrito en letras de oro en el Salón de Sesiones del Congreso de la Unión, en el antiguo recinto de la calle de Donceles.

En el ritual de El Grito ya no se menciona a Josefa Ortiz de Domínguez ni a Mariana Rodríguez del Toro.